“Era una ciudadanía disminuida en parte y creo que ha sacado la voz en las últimas dos o tres décadas”. El director del Magíster en Gerencia Pública UTEM, Egidio Torres Contreras, caracterizó así a la ciudadanía chilena al introducir la reciente charla efectuada por el citado programa.
Bajo el nombre “El desafío de la participación ciudadana en tiempos de crisis sociales y políticas” -realizada en formato on line- la actividad tuvo como invitada principal a Camila Carrasco Hidalgo, subdirectora de División de Organizaciones Sociales.
El director del Magíster puntualizó que “la democracia se asienta en varios pilares y uno es la participación ciudadana, que no ha funcionado hace mucho tiempo. Lo hacen sólo las instituciones y los partidos políticos, a veces un poco mejor y a veces no tanto, pero la calidad del ciudadano no había sido trabajada en plenitud”.
El tema comienza a cambiar, sin embargo, tras el estallido social del 18 de octubre de 2019. Carrasco Hidalgo indicó que “la ciudadanía se percibe más activa, informada, heterogénea y exigente con las instituciones y sus autoridades representantes, porque la sociedad quiere ser un agente de cambio y exige que su visión sea considerada”.
Subrayó que desde la revuelta social la sociedad chilena busca nuevas formas de expresión y participación, no siempre tradicionalmente institucionalizadas, requiriendo acción. De ahí que se demande a los gobiernos e instituciones que se resuelvan con rapidez y eficacia los problemas que aquejan a la sociedad.
Desafíos de las democracias
Actualmente, es posible evidenciar una serie de retos en torno a este tema, donde existe incapacidad para generar igualdad en el terreno socioeconómico, hacer sentir a la gente que su participación es efectiva, asegurar que los gobiernos hagan lo que tienen que hacer y equilibrar el orden “no interferencia” de carácter totalitario.
Para la subdirectora de División de Organizaciones Sociales, “hoy como primer desafío está la previsión de la institucionalidad actual como participación ciudadana. Debe hacerse, pero hay que entender que la participación no es un área, sino que es transversal porque las personas piden mayor involucramiento y toma de decisiones no solo en temas que tengan relación con mejorar y fortalecer la participación de la sociedad civil y organizaciones, también en otros: políticas de género, económicas y asuntos medioambientales, por ejemplo”.
Entonces, la participación ciudadana y una gobernanza efectiva permitirá avanzar en concretar demandas que son muy relevantes en estos últimos años. Por esto, Carrasco Hidalgo, comenta que “la participación ciudadana no puede ser solamente el ver resultados del involucramiento, sino que conocer de manera comparada otros procesos participativos. Y en esto, las metodologías van a ser claves”.
Por eso, es fundamental mirar otros procesos participativos innovadores que se estén llevando a cabo en la región y en el mundo.
En la charla también se hizo un diagnóstico de la ley 20.500, donde se norma sobre las asociaciones y participación ciudadana en la gestión pública. Se consideraron distintos análisis académicos que manifiestan agotamiento de los procesos participativos institucionales.
El papel del gobierno
En la instancia se abordaron los primeros pasos que ha dado el gobierno durante estos seis meses, destacando la reforma tributaria, los diálogos sobre pensiones, la adhesión al Acuerdo de Escazú y el instructivo de Participación Ciudadana en la Gestión Pública 2022.
La subdirectora señaló que “como gobierno y Estado, en general las autoridades y funcionarios públicos, deben aprender de las experiencias que tienen las dirigencias sociales y la sociedad civil, sobre cómo se van organizando y haciendo. También de las metodologías utilizadas para hablar con alcaldes y ministros para exigir ciertas demandas, porque logran alcanzar su anhelo. Eso también es un aprendizaje para nosotros, y estamos convencidos de tomarlo en cuenta”.
Junto con este aprendizaje, en la charla se destacó como clave también informar sobre la participación ciudadana en la gestión pública, debido al desconocimiento que existe actualmente e ir difundiendo para crear una cultura de la participación. “Como gobierno entendemos que hoy no se trata solo de difundir, informar y explicar las decisiones que se toman, sino que incorporar de manera temprana la diversidad de visiones que entrega incluir a organizaciones y actores estratégicos, entre otros. Ya no es tiempo de la participación cosmética. La hoja de ruta es lograr que la sociedad se involucre y tome parte en las decisiones y tenga peso en los asuntos de su interés”, planteó Carrasco Hidalgo.
Hay que tener en cuenta que la participación ciudadana es una de las mayores complejidades que está al centro de los asuntos de interés público, porque tiene que ver con cambios de relaciones de poder e involucrar a nuevos actores.
La subdirectora propuso avanzar hacia una cultura participativa, no sólo incorporarla en territorios, comunidad y organizaciones, sino que también dentro del Estado. “Tenemos un gran desafío, de convencer a las personas que se hagan parte de la toma de decisiones, que su participación tiene sentido para el cumplimiento de su proyecto de vida, no individual, sino que colectivo”, concluyó.